29.8.10

Democracia joven

Papel Prensa y el control de los diarios

CRISTIAN SALVI

El Eco de Tandil, 29 de agosto de 2010

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A contrario de lo que sucedió con la sanción de la Ley de Medios en los que el arco periodístico estaba dividido con relativa equivalencia, las últimas medidas del Gobierno sobre Papel Prensa y Fibertel han despertado objeciones en periodistas que incluso no son damnificados directos por las mismas. Paradigmáticos son los casos de Jorge Lanata y Jorge Fontevecchia, en posiciones tan lejanas de Grupo Clarín como del Gobierno por haber sido de alguna forma víctimas de ambos.

Desde hace años Lanata sostiene que no está en televisión abierta por las presiones del kirchnerismo. Fontevecchia, a su vez, fue uno de los primeros destinatarios de la censura indirecta con la distribución discriminatoria de la publicidad oficial, de la que se priva a todas las publicaciones de la Editorial Perfil de su propiedad (entre ello, la Revista Noticias). Ambos periodistas resultaron asimismo perjudicados por la posición dominante del Grupo Clarín y particularmente con la distribución monopólica de insumos por Papel Prensa cuando lanzaron sus diarios, Fontevecchia el Diario Perfil en 1998, cerrado al poco tiempo y relanzado en 2005, y Lanata primero Página/12 en 1987 y luego Crítica de la Argentina en 2008.

Lo de Papel Prensa presenta cuanto menos dos planos distintos. Uno es el relativo a la regulación promovida por el Gobierno a través del proyecto de ley enviado el viernes al Congreso. Otro es la cuestión de la denuncia formulada en base al informe presentado el martes por Cristina Kirchner en la que se objeta la legitimidad de la compra de acciones por parte de Clarín y La Nación en 1976.. (código)

Así las cosas es probable pensar que sea esto último lo que despierte verdadera resistencia en periodistas intelectualmente honestos como Lanata y Fontevecchia. Lo que en el fondo deben suponer es que si el Gobierno pretende llevar nada menos que a la cárcel a Héctor Magnetto por la compra de acciones de Papel Prensa, tanto como a Ernestina Herrena de Noble por la adopción de su hijos, pues bien, mañana podrán encontrar alguna excusa para ir contra ellos. Mantenerse indiferentes por no ser los afectados directos llevaría al escenario que describe el conocido poema del pastor alemán Martin Niemöller: “…Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío / Cuando vinieron por mí, ya no había nadie más que pudiera protestar”.

En cuanto a la iniciativa oficial de regular el papel de diarios, ayer sábado Clarín afirmaba que la misma “abrirá la puerta al Ejecutivo para controlar a los medios gráficos” (página 10). En la misma nota se hacía referencia que “para los jefes del arco anti K es ‘inconstitucional’”. Sin embargo, ninguna de las dos afirmaciones son correctas.

El proyecto de ley, si bien largo en sus fundamentos, en lo estrictamente normativo tiene sólo cuatro artículos. En el primero declara de “interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios”. En los siguientes crea y regula una Comisión Bicameral del Congreso destinada al seguimiento de la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios. Dicha Comisión se integrará con ocho legisladores por Cámara respetando “estrictamente la proporción en su integración de los sectores políticos” que conformen el Poder Legislativo.

El objetivo fundamental de la regulación es asegurar “el abastecimiento de todos los medios de información gráficos que lo requieran, en condiciones igualitarias, asegurando el respeto de la igualdad en los precios de compraventa del producto…”. Con ello se busca evitar que Clarín y La Nación, socios mayoritarios de la única empresa en el país que produce papel para diarios, se aseguren para sí la compra de materia prima a un precio inferior al que pagan los demás medios gráficos.

No es cierto, por tanto, que el proyecto “le abrirá la puerta al Ejecutivo para controlar a los medios gráficos”. Primero, porque el Ejecutivo no será quien lleve a cabo la ejecución de la ley, expresamente confiada a una Comisión Bicameral pluripartidaria. Segundo, porque más que un control, lo que se propicia es un “contra-control”, es decir, evitar las accionistas mayoritarias de Papel Prensa, ambas dueñas de los dos diarios de mayor tirada, se aseguren precios preferenciales y con ello perjudiquen a sus competidores del mercado.

Se dirá pues que si las mismas sociedades son tanto dueñas de la fábrica productora como de los destinatarios del papel, nada malo hay en que se aseguren precios preferenciales al tratarse de empresas de sus mismos holdings. Al fin, Papel Prensa es una sociedad comercial de derecho privado.

Sin embargo, ciertos aspectos involucrados en el caso de Papel Prensa ameritan matizar aquellas conclusiones. En primer término, que la producción de papel para diarios que luego llevó a la creación de Papel Prensa S.A. nació patrocinada por el Estado a través de un fondo especial de desarrollo creado por el Decreto Ley Nº 18.312 de Onganía. Eso justificó el aporte financiero del Estado Nacional a Papel Prensa S.A. que dio origen a la participación accionaria que todavía conserva. Es decir, el origen mismo de la actividad de la sociedad fue objeto del interés público hoy reafirmado en el proyecto de ley enviado por Cristina Kirchner.

Otras razones fundamentan la regulación. Al suscribir compromisos internacionales, los Estados no solamente se comprometen a respetar ellos la libertad de expresión, sino también hacer que los demás la respeten. En esa línea, la Corte Interamericana ha sostenido que “…la libertad de expresión se puede ver también afectada sin la intervención directa de la acción estatal”, debiendo por tanto los Estados asegurar “la pluralidad de medios, [y] la prohibición de todo monopolio respecto de ellos, cualquiera sea la forma que pretenda adoptar…” (Opinión Consultiva N° 5/1985). En lo particular, el art. 13.3 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos incluye como medios distorsivos de la prensa el abuso de controles de particulares sobre el papel para periódicos.

En fin, el proyecto bien puede favorecer la pluralidad de los medios gráficos. Sin embargo, como pasó con la Ley de Medios, la forma beligerante en la que se presentó cuan si fuera para perjudicar al Grupo Clarín, hará que su tratamiento en el Congreso quede contaminado como una embestida más contra la prensa crítica.. (código)