8.11.08

Democracia joven

Progresismo S. A.

CRISTIAN SALVI

El Eco de Tandil, 9 de noviembre de 2008

En la página web de la Asociación Madres de Plaza de Mayo puede leerse: “Un sueño: el socialismo”. No se nota. Son un emporio: tienen dos radios, una señal de televisión virtual, centenares de minutos en canales de televisión pública (Canal 7 y Encuentro), un periódico, una editorial, una librería, una “universidad”, una constructora, una cerámica, una maderera, etc. y muchos millones en subsidios.

Por otro lado, la revista Noticias dio a conocer, en una nota de tapa titulada “Canciones para la corona”, el detalle de los subsidios a algunos artistas emparentados con el progresismo aunque bien capitalistas cuando se trata de negociar los honorarios que paga el Gobierno: León Gieco ($ 211.248); Mercedes Sosa ($ 829.362); Adriana Varela ($ 135.700); Teresa Parodi ($ 120.259); “Coco” Silly y Daniel Aráoz (entre ambos, $ 5.1 millones para producciones); etc. ¿Por qué artistas “populares” le cobran tanto al “pueblo”? ¿No eran socialistas? ¿O son la propaganda de un régimen y cobran como tales (mercenarios)?

Construcciones Bonafini Sociedad de Estado.(código)

Está muy bien que el Estado construya viviendas. Nadie cuestiona eso. La pregunta, luego de la euforia por el anuncio de que la Fundación de Bonafini construirá 350 viviendas en Tandil, es la siguiente: ¿Por qué una fundación cuyo objeto —alegado— es la defensa de los derechos humanos ejecuta obra pública? ¿Qué tiene que ver? Porque el dinero, obviamente, pertenece el Estado Nacional. ¿Para qué, entonces, la administración pública cuenta con organismos de viviendas?

¿La fundación de Bonafini está sujeta a los controles de la SIGEN, la Auditoría General de la Nación y demás instrumentos de contralor de la Ley de Administración Financiera y sus complementarias? ¿Respeta la Ley de Contrataciones para asegurar transparencia en la selección de proveedores? ¿Se controlan los productos finales? ¿La fundación tiene mejor precio de mercado que otros interesados garantizando más eficiencia en el plan de obras? ¿Está asegurado un plan de adjudicación que evite el clientelismo o incluso el mero proselitismo con fondos públicos?

Según Sergio Schoklender, todo eso es secundario porque, como aval, está “el prestigio de las Madres en juego”. ¿A cual prestigio se refiere? ¿A los 147 cheques sin fondos por $ 1.668.270,39 que fueron rechazados de la cuenta en la que está habilitada Hebe Pastor de Bonafini, tal como consta en el sitio web del Banco Central? Una persona con esa prodigalidad no puede ser destinataria de fondos públicos y menos para hacer obra pública. No nos equivoquemos: la señora de Bonafini, cuando deja de dedicarse a los derechos humanos es una más, no pudiendo otorgársele inmunidad alguna porque ella está haciendo política como cualquier otro. Obviamente tiene derecho a eso, pero no puede luego pretender un trato diferenciado, escondiendo tras el pañuelo blanco su actividad política, la búsqueda de poder, el proselitismo y un espectacular negocio con el dinero público. Los que pagamos impuestos tenemos un legítimo derecho a saber adónde se destina cada centavo que aportamos. Sepámoslo muy bien, la fiesta kirchnerista la pagamos entre todos.

Ya puede presagiarse el fin de la historia de las viviendas. Terminarán siendo más caras que un piso en Manhattan. En el medio, toda la clásica inflación de costos “operativos”: coordinadores del plan —de allí la alegría de algunos jóvenes bonafinistas hasta ayer desocupados—, cargos de aquí, cargos de allá.

Todo eso se evita —incluso en el plano de la mera sospecha— si el Ministerio de Planificación, luego de decidir construir viviendas en Tandil, hubiera otorgado el poder de ejecución al Municipio —ente natural para administrar el bien común de la ciudad— o directamente a la Secretaría de Obras Públicas de la Nación, pero no a una organización como la que preside Bonafini que, tras una fachada y a base en los multimillonarios subsidios de los Kirchner, ha exorbitado su objeto primigenio (promover los derechos humanos) para incursionar en la obra pública, la educación privada, los medios de comunicación, el negocio editorial y demás.

Todo sale de nuestros bolsillos, ¿por qué tolerarlo? La gran injusticia es que muchos trabajadores que no llegan a fin de mes terminan pagando impuestos para mantener a esos parásitos que nunca generaron riqueza. Unos producen; luego, el Estado los expropia para que otros la gasten. ¿Cuándo nos tocará invertir los roles? Qué vivos, a mi también me gustaría estar, aunque sea por un rato, del lado de los que gastan sin trabajar.

Algún día deberán rendir cuentas

La democracia nos asegura una certeza: el 11 de diciembre de 2011 los Kirchner deberán rendir cuentas porque habrán dejado del poder un día antes. Ellos, como otorgantes de dinero público sin respetar los sistemas de control, y todos aquellos que lo han recibido deberán ser auditados y explicar qué hicieron con tantos millones. La Justicia tarda pero llega. Hoy parecen omnipotentes, pueden incluso saquear a los productores agropecuarios o las cajas jubilatorias para poder mantener ese esquema de despilfarro clientelar, pero también Menem parecía intocable hasta que quedó marginado del poder. Que sigan destruyendo el país, que suban, que cuanto más alto estén, más ruido harán al caer.

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