Proteccionismo xenófobo
CRISTIAN SALVI
El Eco de Tandil | 05.12.09
Los comerciantes en protesta, en vez de mejorar su competitividad -por ejemplo, asociándose- reaccionan con el clásico proteccionismo siempre proclive a presionar a gobiernos para asegurar mercados cautivos.
Ese discurso conservador, un “vivir con lo nuestro” que resiste la inevitable diversificación económica de Tandil, en el presente conflicto adquiere lisos ribetes xenófobos. ¿Qué importa que los supermercadistas foráneos sean chinos? ¿Por qué se los llama “los chinos”, más que usando un mero gentilicio, como si fueran una especie distinta a la nuestra? Si fueran alemanes o franceses, ¿se enfatizaría igual su nacionalidad?
No hay argentino que no sea descendiente de extranjeros. Ni uno solo. Y si nuestros padres y abuelos vinieron a poblar lo que era un desierto, fue gracias al cosmopolitismo de la Constitución: “Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión…”. Demás está decir el destino que tendrá toda medida cercenadora a ese derecho constitucional, como la sugerida por los quejosos.